La cervicalgia o también conocida popularmente como dolor cervical, en términos generales se define como un dolor que afecta la nuca, los hombros y las vértebras cervicales, sin embargo, este puede extenderse hasta la cabeza, el cuello, y las extremidades superiores, generando así molestias y limitando el rango de movimiento.
Mencionando que sólo en el 1% de los casos, la cervicalgia está relacionada con disfunciones neurológicas, y en general se deriva a causa de inadecuadas posturas y malos hábitos.
Así mismo, las estadísticas revelan que el 70% de la población ha experimentado este dolor, al menos una vez en la vida, porcentaje del cual el 45% ha presentado cervicalgia en los últimos 6 meses.
¿A qué se debe?
Se trata de una de las molestias más frecuentes, la cual en general está relacionada con sobrecargas musculares asociadas con hábitos desaconsejables y malas posturas. No obstante también puede ser resultado de anomalías en las partes blandas.
Bien sea en los músculos, los ligamentos, discos, nervios, las vértebras y las articulaciones, generalmente asociadas con traumatismos, o con el deterioro progresivo. En parte gracias a que la sección cervical, es el área más sensible de la columna, y suele permitir mayor movilidad.
Lo que posiciona a la cervicalgia como el segundo dolor más frecuente, sólo detrás de las molestias presentadas en la parte baja de la espalda. Mencionando que en el caso de la cervicalgia, el dolor puede ser localizado, o extenderse a las extremidades superiores, la cabeza y espalda.
De igual forma, algunos individuos expresan sentir una descarga eléctrica, o bien adormecimiento de los dedos de las manos, hormigueos e incluso náuseas y mareos.
Síntomas
Es así, que se pueden englobar los síntomas de la cervicalgia en dolor en la zona del cuello, dificultad para moverse o pérdida del rango de movimiento, constantes cefaleas, mareos o nauseas, y rigidez en el área.
¿Cómo se diagnostica la cervicalgia ?
Para obtener un diagnóstico óptimo de esta patología, es necesario analizar por completo la historia de sintomatología cervical del paciente, lo cual debe estar acompañado por la exploración física del individuo, la evaluación de la postura que generalmente mantiene, su rango de movilidad cervical, y si presenta zonas dolorosas.
A su vez, es necesario evaluar la función nerviosa y muscular de las extremidades superiores e inferiores. Destacando que el proceso de evaluación se completa con una radiografía simple, con el propósito de determinar el origen de la cervicalgia, y por ende prescribir un tratamiento adecuado.
Tratamientos
En definitiva, el tratamiento fisioterapéutico es la mejor opción para la mayoría de los casos, el cual aumenta el rango de movilidad, contribuye a la relajación de los músculos, y alivia las molestias cervicales, a través de las técnicas de masoterapia, y otras técnicas que determine el fisioterapeuta, por ejemplo, la magnetoterapia.
De igual forma, se puede realizar duchas con mayor presión y temperatura, acompañadas de movimientos de lateralización y flexoextensión. Así mismo, se recomienda mejorar los hábitos, como sentarse en sillas con respaldo vertical, y evitar levantar cargas elevadas, destacando en que algunos casos se pueden recetar analgésicos.